A
veces me canso de mirar a los ojos y no ver nada. O no saber verlo. De
deambular perdido mirando hacia el suelo; mirando hacia el móvil o mirándome el
ombligo –que viene a ser lo mismo-. A veces descubro que en realidad no
observo, solo aprecio, rápido, mi reflejo. Y no sé quien eres. Y no sé quien
soy. Y no sé quienes somos...
La vida es como el equilibrista de circo. Cuando eres joven no te da miedo, coges la vara y hacia adelante. A comerte el mundo. Luego, conforme adquieres compromisos la vara pesa más, necesitas que el cable sea más grueso y que haya una red debajo. Pero eso lo haces a costa de renunciar a ciertas libertades y a alguno de tus sueños. Entonces tienes que llegar a un pacto. Un pacto entre lo que eres, lo que siempre has soñado ser y lo que realmente puedes llegar a ser.
viernes, 27 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
dignidad a precio de saldo
Se
nos van los principios por la boca. O por los ojos –esos que cerramos al tiempo
que nuestra conciencia-. Y por las axilas. Vamos que nos la suda todo. Y todos.
Tristes egoístas insolidarios...
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